Ya sabéis nuestra afición a los asiáticos, y aunque la comida china como tal no es lo que más me gusta, el viernes estuvimos en el AsianChic. Otro restaurante más del grupo Mao, que además del AsianChic, tienen el Old Shanghai, también en Ledesma, el Asia di Roma, y el Mao. No termino de quedarme contenta con ninguno de los cuatro.
Pero algo bueno tiene, como todos son tan espaciosos y amplios, te garantizan mesa, aun sin reservar, y llegando a horas intempestivas. Además de la rapidez del servicio, aunque igual a veces se pasan por exceso de diligencia.
El viernes en el AsianChic, degustamos el menú del Teppanyaki, ya que siempre hemos ido a la carta Japonesa. Me reitero, pero es que nos gusta más el Japo que el chino.
Como de costumbre os voy a ilustrar escuetamente con mi humilde conocimiento sobre Teppanyaki; Básicamente el Teppanyaki es Japonés y es la cocina en plancha de acero, como okonomiyaki , yakisoba y monjayaki… Seguro que habéis visto al típico chef asiático, con su atuendo característico y sus cuchillos afilados, haciendo hábiles malabares con la comida encima de una plancha cuadrada, mientras los comensales sentados alrededor de él sin perder ripio, aplauden y comen entre espectáculo y gastronomía.
Pues lo del viernes, no fue comida tradicional cocinada al teppanyaki, fue una mezcla de menú asiático, con menú occidental. De entrantes nos trajeron unos uramakis variados, y arroz frito. El arroz estaba muy rico, demasiado grasiento (pero todos hemos comido en un chino), pero los makis de sabor estaban ricos, pero de textura eran un asco, el arroz demasiado pasado, era casi una masa blanca. Hemos comido sushi más rico en ese mismo restaurante, una pena.
En el caso de los primeros, Vincentpidió unos rollitos de verduras, pensando que era el típico rollito frito 3 delicias, pero no, era como un enorme crep. Y yo pedí una brocheta de langostinos, que sin más. Bastante secos y con una salsa con mucho ajo por encima.
El plato principal, no era muy asiático que se diga, pero la forma de cocinarla si, solomillo al teppanyaki, y salmón, también al teppanyaki. Ambos platos tenían la misma salsa de ajo que los langostinos.
Lo peor no fue la salsa, ni que estuvieran demasiado hechos, si no que desde la mesa veíamos la plancha de acero y ambos platos llevaban cocinados desde que nos trajeron los entrantes. De hecho, rezaba para que no fueran nuestros platos.Lo mejor, fue la botella de txakoli, TxominEtxaniz, que como siempre es un acierto.
El sitio está bien decorado, y el servicio es bastante atento, el sitio es simplemente pasable, sin ningún plato que reseñar. Quizás sea un buen momento para renovarlo, incluso el precio. Es barato, pero la calidad, incluso en época de crisis, es imprescindible. El menú del día Teppanyaki cuesta 15 euros personas más IVA. El txakoli a parte claro.
Ah! Se me olvidaba, si os hace bueno tiene terraza!